Foto: Javier de Cos Lara
Cuando hablamos de trinidad, o triple diosa, nos referimos a una sola diosa cósmica simbolizada por 3 arquetipos menores. Entendemos por arquetipo aquel “modelo original que sirve como pauta para imitarlo, reproducirlo o copiarlo, o prototipo ideal que sirve como ejemplo de perfección de algo” o “una imagen universal que refleja ciertas verdades ante las cuales respondemos a nivel interno”.
Estos tres arquetipos se conforman en base al estado de la luna. Desde tiempos remotos la luna ha estado asociada con lo femenino, mientras que el sol se ha relacionado con lo masculino.
La Gran Diosa se representa entonces por 3 figuras de mujeres o diosas que simbolizan el ciclo lunar, el ciclo vital femenino, y el ciclo menstrual. Sin embargo, la descripción del ciclo vital femenino y menstrual, no estaría completo sin una cuarta fase (el aspecto oculto de la diosa), que se la representa como si fuera la muerte; el alma de lo divino a lo que todo regresa para renacer.
En la vida de la mujer esta fase va desde el nacimiento hasta la maduración. Se simboliza con la fase creciente de la luna. La doncella simboliza el nacimiento, la juventud, el entusiasmo, la expansión. Representa un aspecto energético y dinámico, de crecimiento y desarrollo. Es como el proceso de germinación de una semilla, el florecimiento de una idea. Es por eso que también se relaciona esta fase con la primavera. A este arquetipo de doncella se le relaciona también con el arquetipo de la virgen. Encontrando este prototipo de castidad e inocencia en gran cantidad de cuentos y narrativas.
(Blancanieves, Artemisa, Atenea, la bella durmiente…) En esta fase la luna pasa de luna nueva (donde su visibilidad en el cielo es nula), a luna creciente… empieza un nuevo ciclo lunar.
En relación de esta fase con el ciclo menstrual, encontramos que este momento corresponde a una fase de cambio, con energías dinámicas donde la mujer se centra en su propio ser. Tiene confianza en sí misma, se siente capaz de afrontar los desafíos de la vida, tiene gran poder de concentración. Acaba de terminar la fase de menstruación y comienza un nuevo ciclo. Es la fase pre – ovulatoria.
La madre representa el vínculo que te une a la tierra; es el momento de donación, entrega y de creación. Es un punto donde el foco se encuentra en lo que te rodea y no en ti mismo.
Es la etapa madura de la Diosa, maternal y compasiva, representado por la nutrición, el cuidado y la fertilidad. La energía de esta etapa se asemeja a la de la maternidad ya que cuenta con la capacidad de criar, sustentar y fortalecer. Su estado lunar es la luna llena, es un estado de plenitud, de goce pleno de la vida. Es la llamada ¨flor de la vida¨.
Dentro del ciclo menstrual representa la ovulación, ya que simboliza el poder de crear y dar fruto…una nueva vida, una creación. Se la relaciona con el verano – principio del otoño…en época de cosecha, donde la tierra da sus frutos.
Representa la disolución, el camino hacia la muerte, por lo que es el aspecto más temido de la Diosa.
La energía se reconduce hacia el interior, con mayor conciencia de su naturaleza interior. La fortaleza va menguando por lo que es representado por la luna menguante: la luna llena ¨muere¨ poco a poco hasta que llega a la luna nueva; se va borrando en el cielo hasta que llega la oscuridad total. Se la relaciona con el otoño. Representa la fase anterior a la menstruación, y en la vida de la mujer por la menopausia.
Representa el invierno, época de muerte, cambio y transmutación. Lo viejo tiene que morir para que lo nuevo pueda nacer. Se representa por la luna nueva; en esta fase podríamos pensar que no hay luna…pero ella está, sólo que está en silencio y en un momento de introspección, de invitación a un momento interior. Es una fase de silencio, de aceptación de que todo es cíclico y hay que dejar ir para volver a comenzar un nuevo ciclo. Está representado por fase del sangrado menstrual.
